Empecemos con un cuento. El de La Cenicienta. Pero no nos fijaremos ni en el zapato de cristal, ni en la calabaza que se convierte en carruaje, ni en el príncipe azul. Vamos a poner nuestra atención en la cantidad de tareas que debe hacer Cenicienta antes de ir al baile. Fregar, limpiar, planchar, ordenar, cocinar y volver a fregar, limpiar, ordenar… Lógicamente, cuando llega la hora de ir al baile, que es lo que realmente le hace ilusión y lo que de verdad cambiará su vida, está tan cansada que necesita la mágica ayuda del Hada Madrina para conseguirlo. Sin ella, Cenicienta se hubiera quedado en casa, cansada y pensando con ansiedad en todo lo que aún le queda por hacer y en todo aquello para lo que no tendrá tiempo.
Desde hace unos cuatro años participo junto a otras mujeres en un Círculo de Mujeres que formamos a raíz de llegar a nuestras manos un escrito de Jean Shinoda Bolen sobre El millonésimo círculo.
Este escrito nos inspiró y llegó en el momento adecuado de nuestras vidas, haciendo que amigas y conocidas tuviéramos la “excusa perfecta” para reunirnos cada poco tiempo y compartir nuestras vidas en estos encuentros que de otra manera nunca teníamos tiempo de realizar. Y así poco a poco fuimos creciendo en número y vivencias dentro del círculo, expandiéndolo y llegando a nosotras mujeres sabias que con su paso por el círculo, fugaz o permanente, nos han llevado a este punto, a compartirlo con la Red Sostenible y Creativa en Valencia.
El acto de ser agradecidos merece más atención de la que sólo prestamos de manera ocasional cuando recibimos un regalo o una situación determinada. Incluso en momentos difíciles, la mayoría de nosotros todavía tenemos algo o alguien en nuestras vidas a quien apreciar y sentir gratitud.
Es fácil subestimar la gratitud, pero las investigaciones sobre esta materia, muestran que las personas que desarrollan la gratitud plena de manera consciente en sus vidas ,son más propensas a ser productivas, optimistas, generosas y compasivas y por tanto a lograr todo aquello que anhelan.