En estos tiempos que “corren”, las emociones van a una velocidad en las que es difícil su manejo.
Tras 18 años de experiencia en las reuniones de vecinos y un viaje a la India, he ido constatando la necesidad que tiene el ser humano de encontrar espacios donde ser "ATENDIDO" de un modo sencillo y respetuoso, donde además de la ESCUCHA sienta algo de CALIDEZ HUMANA, cualidad hoy en día algo escondida en nuestro interior.Algo tan fácil como llamar a alguien por su nombre, o simplemente "no saltar" ante una situación, haciendo propia una expresión de rabia del vecino indignado, resulta para quien lo recibe como un bálsamo para el alma. Si bien a veces, resulta conveniente poner el límite al interlocutor, situándolo en su espacio de poder y sin dejar de atenderle, no permitiendo la invasión del espacio propio.
De un modo u otro, todos en nuestro interior buscamos "atención", nosotros y nuestros movimientos emocionales internos.
Marianela y yo buscamos estrechar el canal de comunicación entre los vecinos, a fin de que, en la medida de lo posible, reine la armonía. Una vez conseguida ésta, es más fácil resolver la cuestión por la que nos llamaron, como goteras, ascensor averiado, etc...
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