En la actualidad, la civilización occidental se extiende por todo el planeta, fenómeno al que se alude con el término de globalización. Dicha civilización se basa todavía en el paradigma conocido como mecanicista, porque mantiene como postulados la física de Newton y la filosofía de Descartes. Sin embargo, la física cuántica ha demostrado las limitaciones de dicho paradigma para explicar los fenómenos que suceden, tanto en el plano de las partículas subatómicas, como en el de las relaciones interestelares. Por eso, la comunidad científica considera hoy que dicho paradigma es una falacia útil para mantener la consciencia en la estrecha franja de nuestras percepciones cotidianas, pero como tal  tiende a ser sustituida por otra teoría más acorde a la realidad, tal y como hoy la concebimos.

Los nuevos avances científicos se han aplicado al mundo de la tecnología, proporcionándonos una vida más confortable. Y al comparar los resultados de los experimentos de estas nuevas disciplinas científicas, con las afirmaciones de los místicos, descubrimos unas analogías que nos llevan a validar el paradigma oriental por su coherencia con los nuevos descubrimientos, así como a aquellos filósofos a los que se adscribió al epíteto de filosofía perenne. No obstante, nuestras vidas cotidianas quedan aún lejos del beneficio de dichos avances, porque las instituciones gubernamentales, académicas, sanitarias, etc. no han hecho evolucionar sus puntos de vista de manera acorde al nuevo paradigma; sino que ancladas por intereses económicos y políticos han adolecido de un inmovilismo reaccionario que sólo ha consentido el surgimiento de enseñanzas y servicios alternativos de forma marginal. Por eso hemos llegado a la situación actual, en la que las personas con mayor nivel de conciencia presentan requerimientos que no obtienen satisfacción dentro de los cauces oficiales, surgiendo alternativas en todos los frentes: agricultura ecológica, asociaciones de consumidores, asociaciones de enfermos, medicinas alternativas, escuelas no universitarias, etc. Pero la aparición de dichos servicios es percibida por el ciudadano como islas exóticas, en el interior de un mar regido todavía por el antiguo paradigma, por lo que lo esencial, en su vida cotidiana, no ha cambiado, de lo que se deriva ese “malestar en la cultura” al que aludiera ya C.G.Jung, pionero del nuevo paradigma, a mediados del siglo pasado. Pero, si una red de comunicaciones articulara esas islas, convirtiéndolas en centros nodales de información, surgiría la representación de  una nueva visión que da respuesta a todas nuestras necesidades, ofertándonos una nueva forma de entender la realidad, de organizar nuestras relaciones sociales, de vincularnos a la naturaleza, de reconocernos a nosotros mismos y de buscar la felicidad. La Red sostenible y Creativa aspira a ser parte de dicha red, de lo que se deduce que su objetivo esencial es interconectar a quienes trabajan desde una perspectiva holística, en la construcción de dicho paradigma, ofertando conocimientos que mejoren nuestra comprensión de la realidad, servicios que nos permitan vivir de forma más sana y feliz, sin esquilmar la naturaleza y productos  libres de contaminantes químicos. Una característica intrínseca a todo ello es la organización en red, la cual ha demostrado ser eficaz, tanto para la obtención y difusión de la información, como para la satisfacción de las necesidades individuales y grupales consumiendo menos recursos.

Rafael García Perelló.....juntos somos más.