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Maxwell McCombs, sociólogo norteamericano especializado en el estudio de la comunicación, afirmaba recientemente que es necesario replantear la definición de noticia y noticiabilidad : "La vieja definición de noticia como un problema, como aquello que llama la atención del gobierno, de la policía, ha determinado que noticia sea sinónimo de mala noticia, y que no-noticia signifique buena noticia, que nada terrible ha pasado". es decir, el clásico aforismo ingles, “no news, good news”. en este marco, y cuando los medios convencionales de comunicación se han convertido en transmisores de malas noticias en su casi totalidad, tal vez sea el momento de dar una opción a las buenas noticias, porque el entusiasmo y el optimismo también son contagiosos.
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De este modo, son varias las iniciativas que se han creado en este sentido en varios lugares del mundo, como los portales http://enpositivo.org, y www.noticiaspositivas.net, que forma parte de un proyecto internacional que ya tiene  presencia en España, Argentina, China, reino Unido y estados Unidos. Por otro lado, es destacable la medida tomada en 2008 por el senado de Rumanía, que promulgó una ley que obligaba a los medios a ofrecer un 50% de noticias positivas, aunque esto provocó una gran polémica en el ámbito periodístico del país, puesto que se vio como un método de control y censura por parte del estado, y no permitía a los medios informar

según los criterios periodísticos establecidos. Sin embargo, a pesar de lo inadecuado o no de la medida, demuestra que en todo el mundo ha surgido la conciencia sobre el papel “atemorizador” de los informativos, y de cómo la avalancha de malas noticias tiene efectos perniciosos sobre nuestra manera de ver el mundo. Newark, una ciudad del estado de nueva Jersey, pagó en 2005 100.000 dólares a la publicación que quisiera especializarse en dar solamente buenas noticias a la población. el semanario Visions metro Weekly, que reparte gratuitamente 25000 ejemplares, fue el medio que llegó a un acuerdo con el alcalde y el consejo comunal de la ciudad para llevarlo a cabo. Transmitir noticias positivas, o simplemente noticias vistas desde un punto de vista constructivo puede ser un modo simple de ver la vida de un modo más optimista, sin vernos influenciados solamente por la avalancha de desgracias y noticias negativas habituales en los telediarios de todos los días. no se trata tanto de no dar las noticias de los acontecimientos funestos que tienen lugar en el mundo, sino de no darlas en un tono destructivo ni negativo ni recrearse en el dolor de las víctimas, cayendo en el sensacionalismo, como a menudo ocurre en la narración de catástrofes. Los canales de comunicación son actualmente un canal de difusión de emociones negativas, y entre algunos de los efectos que se han estudiado en la población, destacan el temor y la crispación, de un lado, y la inmunidad y insensibilización, por otro. el impacto continuo de las noticias sobre hechos violentos hace que tengamos una percepción diferente de la peligrosidad de la vida diaria, y estemos en un nivel de alerta mayor, llegando incluso a la alarma social frente a algunos hechos concretos. no es la ignorancia sobre los acontecimientos lo que nos hace más felices, sino la dosificación de los impactos mediáticos, y tomar perspectiva de la realidad: ni todo lo que ocurre es malo, ni todo lo que dicen los medios es cierto. Las teorías de la comunicación establecen unos criterios muy claros para determinar lo que es o no noticia para los medios. Los valores noticia son las cualidades significativas de un acontecimiento que le hacen válido y relevante para ser convertidos en noticia. La noticiabilidad de un acontecimiento depende de las características del hecho (novedad, incidencia en la vida social, proximidad, jerarquía de los implicados, evolución futura del hecho, originalidad y magnitud por la cantidad de personas implicadas), de la disponibilidad o no de material, del tipo de medio y su periodicidad, del público y de la competencia. Teóricamente, la noticia se define como la construcción periodística de un acontecimiento cuya novedad, imprevisibilidad y efectos futuros sobre la sociedad lo ubican públicamente para su reconocimiento (Stella Martini). Las noticias deben ser veraces, objetivas (aunque el concepto de objetividad ha sido largamente debatido por los teóricos de la comunicación), claras, breves, de interés

general, actuales y novedosas. Podría parecer que, atendiendo a estos parámetros, debería estar muy claro lo que es noticia y lo que no, pero no podemos olvidar que en la construcción de las noticias hay un componente humano fundamental, que no sólo selecciona los hechos noticiables, sino que también los contextualiza, relaciona e interpreta, de manera que la subjetividad, los intereses políticos o económicos del medio y otros factores, acaban por tener incidencia sobre la agenda de los medios. Hasta hace unos años, la prensa considerada “seria” o de referencia, evitaba conscientemente los temas más escabrosos de sucesos, porque ya existía un tipo de prensa sensacionalista que se centraba en estos. Sin embargo, tal vez por influencia de la televisión, y por ese ancestral interés de las personas por los acontecimientos impactantes, este tipo de noticias han acabado estando presentes en todo tipo de medios, hasta el punto de producir una saturación de noticias negativas. el cineasta norteamericano Michael Moore, en su película documental Bowling for Columbine, sobre el mercado de las armas en estados Unidos, expuso su “teoría del miedo”: como el miedo y la ignorancia causada por el tratamiento de los hechos en los medios hacía que la tenencia de armas se viese por la población como una necesidad para la defensa de las familias, con el consiguiente aumento de la criminalidad, al estar las armas de fuego al alcance de cualquier persona. Desde el sector pro-armas norteamericano se alegaba en el mismo film que no existía una relación entre las masacres y la tenencia de armas, puramente defensivas, y se culpaba del alto índice de crímenes a la pluralidad étnica. Sin embargo, unos pocos kilómetros más allá, en Canadá, con idénticos índices de pluralidad étnica, pero sin tenencia indiscriminada de armas y con unos medios de comunicación que no se centraban en los hechos violentos, el nivel de delincuencia era mucho más bajo y los habitantes vivían con una tranquilidad mayor, hasta el punto de no cerrar bajo llave sus casas. el mundo es del color del cristal con que se mira, pero a menudo olvidamos que este cristal no es siempre el que nosotros escogemos, sino que viene condicionado por múltiples factores a los que nos vemos expuestos. Y ver el mundo como un caos violento no significa que lo sea en su totalidad, sólo que nos es continuamente mostrado así. Démosles una oportunidad a las noticias positivas, favorezcamos una nueva visión del mundo con nuestro propio optimismo.♦