Hablar de crisis está resultando monótono. Es el tema principal en los medios de comunicación, en los discursos políticos, en las reuniones de empresa e, incluso, en conversaciones distendidas con amigos y familiares.
No pretendo ser presuntuoso, pero el tiempo de hablar de lo que motivó esta situación, ha llegado a su fin. Ahora, es el momento de decidir qué estamos dispuestos a hacer. Qué soluciones proponemos para salir de esta etapa de desmotivación que nos aferra al miedo y que, como consecuencia, limita la productividad de nuestras empresas.
Este artículo recoge lo que considero las 5 estrategias empresariales para el nuevo paradigma laboral.
- Mantener la “vilusión” (visión + ilusión)
Cuando un “peligro” nos acecha, automáticamente se dispara el instinto de supervivencia. En las empresas y corporaciones se traduce en ajustes de presupuestos, reestructuración de plantilla, revisión de previsiones de crecimiento, etc.
Esta actitud en sí misma no es contraproducente. Sin embargo, suele ir acompañada de comunicaciones internas y políticas de información que pretenden justificar las medidas adoptadas, sin tomar en consideración el impacto negativo que produce en la satisfacción laboral de las personas y equipos y, por consiguiente, en el rendimiento y la eficacia de los mismos.
No olvides que el éxito profesional de las personas,
equipos y empresas requiere mantener viva una visión
que genere entusiasmo y motivación.
Como dice el escritor y conferenciante Xavier Guix
“Si no lo veo creo, no lo creo veo.
- Conectar el GPS de las emociones
Hablar de emociones en el mundo corporativo y empresarial pudiera resultar algo extraño. Sin embargo cada vez más empresas incorporan programas de Inteligencia y Gestión Emocional para sus empleados.
Pero, ¿qué son las emociones de una empresa?, ¿cómo se encuentran? Las empresas son un conjunto de personas que comparten sus tareas laborales para obtener unos resultados comunes. No hay que buscar muy lejos. Las emociones de la empresa son el conjunto de emociones de sus empleados, directivos, clientes y proveedores. ¿Qué empresa puede catalogarse como equilibrada emocionalmente? En mi opinión, aquella que disponga del mayor número de personas con salud emocional.
Presta atención al estado de salud emocional de tu empresa
y actúa en consecuencia.
- Practicar la responsabilidad
De muchos es conocida la interpretación libre de esta palabra: “Responder con habilidad”. Es fácil caer en la idea de que “llegaran mejores tiempos”, “esperemos a que la tormenta en los mercados se pase”, etc. Esta posición, legítima en si misma, quita libertad y limita la capacidad de acción. Quedamos presos de una imagen victimísta, perdiendo capacidad de reflexión, mermando la creatividad y a merced de las circunstancias externas como claves del éxito o el fracaso.
Responder de forma hábil implica escuchar a los clientes, proveedores, competidores y, sobre todo, a los empleados y colaboradores, quiénes en definitiva son los que hacen posible ofrecer los productos o servicios. En el nuevo paradigma laboral, los empleados y colaboradores tienen mucho que decir.
Elegir, decidir y actuar son actos de libertad.
- Limpiar las malas yerbas
De la misma forma que si deseamos una cosecha fructífera cuidamos la tierra y las semillas de las malas yerbas, nuestra mente en ocasiones almacena pensamientos y creencias que limitan nuestra capacidad de reflexión y auto-crítica.
¿Son válidos hoy en día los planteamientos, estrategias y planes de acción decididos en el pasado? ¿Cuándo ha sido la última vez que has dedicado tiempo a limpiar el jardín de tu mente de “malas yerbas”? Al fin y al cabo, la realidad no es más que la suma de pensamientos, percepciones y marcos de referencia con los que afrontamos nuestros proyectos.
Revisar y cuestionarte tus creencias empresariales
es el mejor aliado para fluir con el nuevo paradigma laboral.
- Comprender que emprender, ya no es cosa de unos pocos
Define el diccionario de la Real Academia Española que emprender es “Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro.” Y empeño, lo define como “Deseo vehemente de hacer o conseguir algo”. Todo trabajador es un emprendedor en la medida que acomete su trabajo con empeño.
Quizás el mayor desafío que afrontan las empresas de hoy es aceptar la idea de que el “trabajador” ya no es un obrero o un jornalero. No se trata de cultivar uvas para producir vino, o de obtener las mejores uvas para crear un vino excelente. En el nuevo paradigma laboral el trabajador requiere sentirse parte del proceso productivo.
A las personas no se les motiva solamente con “un jornal”. Han entrado en juego otros factores como la formación profesional, el desarrollo personal o la aportación social de su trabajo. No me malinterpreten, el dinero sigue jugando un valor esencial en el intercambio de servicios derivado de una relación laboral. No obstante, el nuevo paradigma laboral exige nuevas “monedas de cambio”.
Atender todas y cada una de las necesidades de los trabajadores
se convierte en la mejor estrategia de negocio.
Estas 5 estrategias son simples en su formulación y extremadamente útiles para adaptarnos al nuevo paradigma laboral que se está gestando.
En los tiempos que corren, ya no es válido el paradigma laboral que nos ha acompañado en el último siglo. El trabajo, especialmente, la percepción que tenemos de él, está cambiando. De nosotros depende si queremos renovar la fuente que produce los frutos o permanecer recogiendo cada vez una peor cosecha.
Fuente: www.uakix.com
Autor: Manuel Atienza Vizarro (www.organizacionesfertiles.com)