Ayer acudimos a la invitación de uno de nuestros pueblos hermanos para participar con un stand en el II Mercado Agroecológico de Coves de Vinromà y compartir un día especial.

Ayer fue dia de aventura, de sorpresas, de alegrias, de reencuentros, de placeres, de contactos y sobre todo de mucha diversión. Aplicamos a la práctica el ingrediente básico para actuar en RED: el disfrute en acción. Y todo ello en el pueblo donde la RSC tiene la finca de casi 4 has que recibió en donación, Coves de Vinromà.

Cinco entusiasmados representantes de la RSC llegamos pronto a este bello pueblo de Castellón y lo primero para empezar la jornada con alegría fue disfrutar de un delicioso almuerzo, de la mano de nuestra madre de la Red, Edurne. Sin olvidar una botella de vino que apareció antes de haber partido el pan, de la mano de un habitante, empezaba la magia...


Con la panza llena y el café de rigor, nos dispusimos a montar el stand y en poco tiempo habiamos dispuesto un acogedor, bello y original espacio para recibir a los visitantes interesados. Una vez creado el punto de información, el día trascurrió con la difusión de nuestras revistas y la presentación de lo que es la RSC y en que proyectos trabaja, sobre todo de la mano de nuestro amigo Albert.


Algunos de nosotros presenciamos la presentación del Plan de la Estrategia Ambiental de Coves de Vinromà de la mano de Xavier Ródenas, que nos habló de todas las actuaciones en marcha y previstas, para potenciar los recursos del municipio: parajes naturales, rutas, centros de interpretación, huertos urbanos, participación urbana,... Fue increible, toda una estrategia holística y nuestra finca estaba dentro de ella, solo faltaba ponerse manos a la obra y todo empezaba a tener cada vez más sentido.

Tras la presentación nos dispusimos a comer a la paella que nos habian invitado a los participantes de la feria, a la que nos acompañó Xavier. La sorpresa fue ver quien estaba preparando las mesas y sirviendo los platos: el alcalde y los concejales. Estabamos agradablemente sorprendidos y aun más cuando nos enteramos de que el cocinero era un voluntario que nunca había hecho una paella para tanta gente, pero dado que le salió buenísima le preguntarion como lo había hecho y con un gesto indicó su corazón.

El día finalizó entre afectuosas despedidas con los compañeros de stand y todas las personas con las que compartimos la jornada. Pero sobre todo con la alegría de haber fortalecido los vínculos con el pueblo de Coves de Vinromà y estando seguros que esto era el principio de un camino juntos.