RECIENTEMENTE EL PRESTIGIOSO CIENTÍFICO GRANADINO NICOLÁS OLEA ESTUVO EN LA ALQUERÍA DE VICENT MARTÍ DANDO UNA CONFERENCIA EN EL MARCO DE LA III JORNADA DE REFLEXIÓ SOBRE AGRICULTURA ECOLÒGICA I CONSUM RESPONSABLE. EN LA CHARLA DEL DOCTOR ABUNDARON LOS DATOS CATASTRÓFICOS SOBRE EL EFECTO DE LOS  QUÍMICOS EN LA SALUD. PERO MÁS ALLÁ DEL MIEDO Y LA ALARMA SOCIAL, NICOLÁS OLEA HABLÓ DE LA CONCIENCIA, DE LA NECESIDAD DE SABER, AUNQUE LAS GRANDES CORPORACIONES Y LOS INTERESES ECONÓMICOS INTENTEN MANTENERNOS EN UNA FELIZ IGNORANCIA.



El 18 de abril de 2008, los ministros de sanidad y medio ambiente de Canadá convocaron una rueda de prensa, donde dijeron textualmente que desaconsejaban el uso de biberones de plástico, porque en contacto con líquidos calientes liberaban una sustancia tóxica, bisfenol A, por el monómero con el que están fabricados. Esta noticia no trascendió de manera global, a pesar de que provenía de fuentes acreditadas y millones de personas en todo el mundo están alimentando a sus hijos con biberones de plástico ignorantes de este hecho. Este fue el primer y alarmante dato de los muchos que el granadino Nicolás Olea ofreció en su conferencia, Celebrada el pasado 4 de abril en la Alquería de Vicent Martí (Alboraia). A continuación, Olea habló del aumento de la incidencia de cáncer en las mujeres granadinas, que crece un 3% cada año, por razones aún por determinar, y del hecho que una investigación del Hospital Clínico de Granada de 2006 reveló que el 99% de las mujeres que dan a luz tienen DDT en la placenta. El DDT era un insecticida de uso agrícola que se usó mucho en las décadas de los 50 y los 60, aunque en 1977 se prohibió en España. Es una sustancia con una degradación muy baja, que perdura mucho en los organismos. Actualmente, ya que no se usa, la mayor fuente de exposición al DDT son las madres, que lo transmiten a sus hijos durante el embarazo y la lactancia. Por eso mismo, aunque hace más de 30 años que el DDT no se usa, si nuestras madres estuvieron expuestas a él en alguna ocasión nos lo habrán transmitido, y nosotros a nuestros hijos. De hecho, el primer hijo se lleva el 65% del DDT que la madre tenía en su organismo. A continuación de esto, Nicolás Olea añadió en tono jocoso que el mayor factor de riesgo en Granada para tener cáncer era ir a la universidad, porque eso implicaba renunciar a los principales factores de prevención: tener más de cinco hijos, ser madre antes de los 19 años y acumular un total de 36 meses de lactancia.

Actualmente, el 5% de la superficie de España se dedica al cultivo de fruta y verdura, pero consumimos el 80% de los pesticidas que se fabrican. Si el reparto de pesticidas fuera uniforme, nos corresponderían 2 kilos por persona y año. El problema es que el reparto no es uniforme, y en zonas de agricultura industrial, como el ejido, la exposición es mucho mayor. Nicolás Olea afirma que en esa zona, las intoxicaciones agudas son sólo la punta del iceberg de las intoxicaciones crónicas, que se manifiestan años después en temblores, consecuencias neurológicas y otros síntomas, por no hablar de la incidencia de cáncer en agricultores (linfoma, próstata, tumores cerebrales, leucemia...).  De todas formas, el dato más curioso, tranquilizador y alarmante a la vez, es que estos compuestos químicos, pesticidas e insecticidas, no matan, no causan malformaciones, pero sí tienen efectos sobre nuestras hormonas, de manera que pueden causar problemas de tiroides, de fertilidad, impotencia, anomalías del comportamiento, feminización y retrasos en el crecimiento. esto, según Nicolás Olea, se ha observado en diferentes especies animales, como las carpas del río Ebro, cuyos machos están feminizados, o los moluscos de las rías Gallegas, donde el 60% de las hembras tienen penes, de modo que la actividad hormonal propia de la especie queda modificada. El bisfenol A, plástico que recubre el interior de las latas, y el famoso material de los biberones que mencionábamos al principio, es también estrogénico, pero se sigue usando por que es resistente, transparente y mucho más seguro en el uso diario que el cristal, frágil y cortante.  De todos modos, el principal motivo de su uso no es este, sino la ignorancia de la población.  Nicolás Olea ha llevado en los últimos años los resultados de sus investigaciones ante diferentes organismos internacionales, donde incluso las pruebas más fehacientes se han encontrado con una respuesta indiferente. De todos modos, y aunque los datos que arrojan sus estudios son indudablemente alarmantes, Olea se lo toma con buen humor, y expone sus cifras y resultados de un modo claro y sencillo, salpicando sus conferencias de anécdotas y referencias a su vida personal. No se trata de tener miedo ni de crear alarma social, sencillamente, de ser un poco más conscientes y no dejar que nos tomen por ignorantes. ♦

Nicolás Olea es Catedrático de medicina interna de la Universidad de Granada y Jefe de la Unidad de radiología del Hospital Clínico de Granada. Lidera un grupo de investigación pluridisciplinar experto en toxicología humana y epidemiología, con especial énfasis en el desarrollo de biomarcadores de la exposición humana a los disruptores endocrinos y sus efectos en los sistemas inmunitario y reproductor.  Nicolás Olea es el representante español en el comité de expertos sobre disruptores endocrinos de la Unión europea.

 

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