El huerto es salud. En todos los aspectos. Salud física y salud mental. Cultivar tus propios alimentos está cada vez más recomendado para todo tipo de colectivos y también para personas “normales”. Quien tiene un huerto… tiene un tesoro.

El huerto conlleva una serie de actividades que son terapéuticas en varios aspectos. Sobre todo, en el ámbito emocional. Y también en el apartado físico. El huerto desestresa. Es muy curativo para, por ejemplo, personas mayores. Su vida adquiere una razón de ser. Pero no sólo para los mayores. Es una actividad muy recomendable para todos nosotros, sea cual sea nuestra edad. Y también para algunos colectivos en riesgo de exclusión social por varios motivos, desde adolescentes rebeldes a personas con diferentes patologías mentales hasta presos o exdrogadictos.
 
UNA EXPERIENCIA

 Recientemente, la concejala de Sostenibilidad del consistorio municipal de Ciudad Real, Rosario Roncero, ha presentado el proyecto de una zona hortícola ecológica en la ciudad, fruto de un convenio firmado por el ayuntamiento de la capital y la Asociación Ecohuerta, como ha anunciado EuropaPress. La primera experiencia de este tipo de Ciudad Real está instalada en una parcela ubicada en el Parque del Pilar, detrás del Centros de Respiro de Alois Alheimer y de las instalaciones de Autrade, asociación que ha colaborado en la preparación del semillero en el que se han plantado semillas autóctonas de Ciudad Real y propias de un clásico huerto de verano (pimientos, tomates, berenjenas y puerros) donadas por la Universidad de Castilla-La Mancha.

Sara Rodrigo, técnico de la asociación, señaló en marzo que en abril las semillas estarían listas para ser plantadas en el terreno y el Parque del Pilar “contará con un huerto que es también un jardín que adorna”. Según la edil, este huerto urbano tendrá “múltiples” beneficios, “pues se trata de un espacio lúdico que tiene una función social muy importante desde el punto de vista educativo, formativo y terapeútico”. La zona hortícola va destinada a colectivos en riesgo de exclusión social, mayores y niños, con actividades relacionadas con la agricultura ecológica. Siete asociaciones participan en este proyecto, además del consistorio capitalino y la Asociación Ecohuerta Ciudad Real. Están implicados en su puesta en marcha la Universidad de Castilla-La Mancha, la Asociación de Vecinos del Barrio del Pilar y las Asociaciones Autrade y Alois Alzheimer, por lo que Rosario Roncero ha destacado tanto su carácter participativo como de ejemplo de colaboración público-privada, ya que el ayuntamiento cede la parcela y facilita las herramientas y la Asociación Ecohuerta será la encargada de desarrollar la actividad. Diferentes voces en el consistorio han aludido al carácter terapéutico del huerto y por ello ha sido muy importante contar con las asociaciones de personas mayores de la ciudad.

OTRAS INICIATIVAS
Muchas otras iniciativas de este tipo están floreciendo en ciudades y pueblos de todo el estado español. La idea del huerto ecológico como espacio multifactorial, con innumerables ventajas de todo tipo, está llevando a que cada vez más sea normal encontrar huertos (entre los cuales el uso terapéutico es uno de los más importantes) en hospitales, residencias geriátricas, centros cívicos, prisiones, escuelas para discapacitados y muchos otros espacios de diversa índole. El viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, Luis Asúa, visitó recientemente la residencia Las Camelias de Móstoles, donde el Gobierno regional ha colaborado en la instalación de un huerto terapéutico para que los mayores trabajen de manera amena en una actividad medioambiental. La iniciativa ha sido impulsada por la Comunidad de Madrid junto con la Obra Social “la Caixa”. Este plan desarrollado por el momento en cuatro residencias de la tercera edad situadas en el entorno del Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama ofrece la posibilidad de acercar materiales y programas de trabajo adaptados a personas mayores, a personas con movilidad reducida o con problemas de espalda sin necesidad de grandes espacios. Estos huertos, según indica la consejería pertinente del gobierno autonómico madrileño, instalados en las residencias, también denominados mesas de cultivo, son estructuras de madera tratada rellenas de sustrato. Se trata de recipientes idóneos para hacer crecer plantas hortícolas en espacios reducidos, y perfectamente accesibles para personas mayores o con movilidad reducida. “Tienen la ventaja de que son ecológicos ya que posibilitan un ahorro de agua, y ergonómicas, puesto que no es necesario que el personal a cargo del huerto se agache. Además, el sustrato no se compacta, por lo que no es necesario cavar y apenas tiene costes de mantenimiento”, dicen desde la consejería. No hace falta cultivar una hectárea para entrar en contacto con la tierra.

PROBLEMAS PSIQUIÁTRICOS
Se suele pensar, al hablar de horticultura terapéutica, en ancianos. Pero las experiencias que están siendo llevadas a cabo van mucho más allá de ese colectivo. Los servicios sociosanitarios de Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat (Barcelona) crearon hace cuatro años un huerto terapéutico no sólo para personas mayores sino también para pacientes con enfermedades mentales y/o con movilidad reducida, actividad que además de acercarles a la naturaleza ayuda a los participantes a mejorar su autoestima. Arar la tierra aunque sea con la mano, plantar una semilla, regarla y verla crecer se ha demostrado una terapia eficaz para estimular a estas personas, explicó en su momento a Efe la coordinadora de actividades terapéuticas del centro, Laura Fernández, que también ha señalado que esta experiencia es muy positiva para personas con pérdidas de habilidades físicas y trastornos cognitivos de diferente grado, algunas de los cuales están ingresadas en  el citado centro. Laura Fernández explica que con estos programas se quiere mejorar las actividades sociales, la memoria, las relaciones interpersonales, la atención y la comunicación entre los residentes.”Hay muchos de ellos que tienen enfermedades psiquiátricas de base con problemas de relación, y este tipo de actividades les permite mantener una conversación, tener algo de que hablar entre ellos y algo en lo que poder pensar”, indica la coordinadora. Entre los servicios que ofrece este centro se encuentra una unidad de larga estancia de psicogeriatría dirigida a personas con diversos grados de dependencia, normalmente ancianos afectados por una enfermedad mental severa o un deterioro cognitivo grave.

Un ejemplo (según difundió Efe) lo ofreció A.L., de 73 años, con  un trastorno mental severo y para quien el huerto es un acierto. “Es un gran entretenimiento, me gusta todo lo que se planta, las lechugas, perejil, hierbabuena, cebollas, hay de todo”, explicó a Efe este paciente, que reconoce que la actividad le ayuda a tener la cabeza ocupada, Los productos hortícolas que se cosechen en este pequeño huerto pasarán a la mesa del centro. Mientras, las hierbas aromáticas que se han plantado y ya han germinado serán utilizadas cuando crezcan por otros internos con menor autonomía para que puedan estimular sus recuerdos gracias a los olores.

PRESOS HORTELANOS
Son muchas las experiencias de huertos terapéuticos que se han llevado a cabo en prisiones. Un ejemplo es el Centro Penitenciario A Teixeiro, de A Coruña. Allí hay un huerto con invernadero que funciona todo el año y en el que participan varios reclusos. Según los responsables del centro, “la horticultura ayuda a los internos a mejorar su autoestima ya que, desde el primer momento que plantan, ven cómo crecen las plantas, se dan cuenta de que se trata de un ser vivo, que requiere unos cuidados, y que, si se los ofrecen, da frutos. Ellos ven cómo su trabajo prospera, y eso les anima.  Por otro lado estimula la capacidad del trabajo en equipo, ayuda a asumir responsabilidades, concentración y perseverancia para la consecución de un objetivo común y promueve el desarrollo de valores y aptitudes a partir de una experiencia concreta de trabajo”. Además, pone a muchos de estos ciudadanos en contacto con la Naturaleza y sus valores asociados, contacto que, posiblemente, no habían tenido nunca, pues gran parte de la población reclusa procede de guetos ubicados en la periferia de grandes megaurbes. En algunos centros españoles, y en otros muchos extranjeros, además, los internos, mediante el trabajo en el huerto, también llevan a cabo una actividad que puede proporcionarles una salida laboral una vez concluida la condena.

TAMBIÉN PARA NORMALES
El huerto es terapéutico. Lo sabe ya todo el mundo. Pero no sólo para ancianos, personas con deficiencias, excluidos sociales, presos o niños con síndrome de hiperactividad. El huerto es también una forma de terapia para personas “normales”, varones o hembras, más jóvenes o más adultas, sea cual sea su profesión, su ascendencia, su raza, su confesión o la falta de ella, su nacionalidad, su ideología o la falta de ella, sea cual sea su música preferida, sus actores favoritos o su nivel cultural… Hablemos ahora en primera persona. Los que tienen huerto conocen bien esta sensación. Cuántas veces, los problemas profesionales, familiares o sociales nos agobian, nos colapsan… Y cuántas veces, a la media hora de estar en el huerto, nos hemos olvidado completamente de aquello que nos parecía insoportable e ineludible. Y lo bien que se duerme tras unas horas de trabajo en el huerto… Las soluciones a algunos problemas de salud, como el insomnio, tantas veces relacionados con problemas psicológicos y/o emocionales, encuentran en la horticultura a uno de sus mejores aliados.

Esteban Zarauz es periodista especializado en temas de gastronomía ecológica y hortelano
HUERTOS Y JARDINES PARA LOS SENTIDOS…
…EN LAS RESIDENCIAS
En el primer viaje que organizó Inforesidencias.com a Suecia para ver cómo funcionaban allí las residencias tuvimos la ocasión de visitar el “jardín de los sentidos”, un espacio exterior en una residencia en el que todo estaba pensado para que una persona mayor experimentase con la vista, el oído, el tacto y el olfato… Así, había diferentes texturas en el suelo para que al caminar se notase que algo iba cambiando; flores aromáticas y de muchos colores; árboles cuyas hojas sonaban al viento y muchas plantas situadas en unas jardineras elevadas que dejaban las plantas a una altura que permitía a cualquiera poder tocar la tierra, o las mismas plantas sin agacharse.

Han pasado diez años desde ese primer viaje y ahora ya resulta común encontrar jardines y huertos terapéuticos en residencias para ancianos. Recientemente ha sido noticia que cuatro residencias de la Comunidad de Madrid han implantado este tipo de huertos en sus jardines: “Se trata de una iniciativa que pretende mejorar la calidad de vida de los residentes, mediante la lucha contra el aislamiento fomentando las salidas a los espacios exteriores, potenciar las capacidades personales para favorecer la autonomía y la autorrealización, al tiempo que crea espacios de trabajo que rompan la rutina y estimulen la ilusión”, han comunicado sus responsables.

Para aquellas personas que estén interesadas en profundizar en este tema, recomendamos un artículo científico publicado en la revista Neuropsycological Trends de diciembre de 2012 titulado ”Implicando a empleados y residentes de residencias para personas mayores en el diseño de jardines terapéuticos mediante la técnica del focus group”.

http://envejecerenpositivo.wordpress.com


¿PORQUÉ DISPONER DE UN HUERTO EN UN CENTRO DE SALUD?

TOMA NOTA…
Existen diversas ventajas para los enfermos que participan en una actividad de estas características:
- Promueve la movilidad. Ya sea dentro de las instalaciones como en el propio huerto. El esfuerzo físico empleado es moderado y, si las tareas se realizan de la forma correcta, no implica un desgaste de energías significativo durante la realización de la labor. Es un ejercicio muy sano, que puede ser muy creativo y que conlleva un mejor descanso nocturno, tanto físico como mental. Para personas con movilidad reducida o problemas de espalda, las mesas de cultivo les facilitan las cosas.
- Incorpora rutinas creativas. Un huerto proporciona un sin fin de combinaciones de plantas medicinales, hortalizas y verduras (y también de flores –y frutas–, ya que puede ser un huerto-jardín, por ejemplo). Las correctas asociaciones de las mismas y los ciclos propios de cada estación (siembra, cuidado y recogida) así lo constatan.
- Estimula la atención y la memoria. A pesar de no ser necesario retener una gran cantidad de información, sí es conveniente recordar ciertos datos para el cultivo y recogida de lo que se ha plantado. Asimismo, hay que disponer de un mínimo cuidado en aquello que se realiza durante todo el proceso.
- Facilita la comunicación, las relaciones y los temas de conversación. Establecer un nexo común tanto con otros enfermos como con el personal que les atiende es de sumo interés. Por otro lado, no hay más que pasar por una zona hortícola para ver cómo los hortelanos comparten pláticas, semillas, se regalan cosas los unos a los otros, comparten herramientas, etc. Es una gran forma de luchar contra el aislamiento social.
- Educa en valores positivos de responsabilidad, cuidado, investigación y trabajo en equipo. Las tareas a realizar son repetitivas. Este aspecto facilita la distribución de las mismas, tanto de forma individual como colectiva, y un fácil seguimiento de su realización.
- Promueve ideas y conceptos relacionados con la Naturaleza y el buen uso de sus recursos. Un huerto es más que un espacio físico donde cultivar, ya que proporciona un atractivo paralelo al vincularse a temas ecológicos (reutilización de residuos mediante compostadores, producción propia de alimentos, abonos biológicos, etc.).
Todos estos factores posibilitan la mejora de su bienestar y su calidad de vida.

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(Imagen: Cortesía de Vida Sana)

5 mayo 2013 | Publicado por en Vida sana Etiquetado , ,