TRAS LA GRAN RIADA DE 1957, QUE ANEGÓ BUENA PARTE DE LA CIUDAD DE VALENCIA, SE DECIDIÓ DESVIAR EL CAUCE DEL RÍO TURIA, DE MODO QUE EL TERRENO DEL VIEJO CAUCE QUEDÓ VACÍO Y EN SUSPENSO. TRAS LOS PLANES INICIALES DE CONSTRUIR EN ÉL UNA CARRETERA DE ACCESO AL PUERTO, SE LEVANTARON VOCES EN DEFENSA DE CREAR UN GRAN JARDÍN. SORPRENDENTEMENTE, ESA FUE LA IDEA QUE PROSPERÓ AL FINAL, POR LA FÉRREA INICIATIVA DE UNOS POCOS CIUDADANOS, GRACIAS A LOS QUE HOY PODEMOS CONTAR CON UN ESPACIO  ÚNICO EN EL MUNDO. ESTE ES UN PEQUEÑO HOMENAJE PARA ESAS PERSONAS ANÓNIMAS.

Sobre estas lineas, una imagen actual del río con los jardines del Turia y la Ciudad de los Artes y Ciencias al fondo.




Podía haber sido una autopista. Y en cambio, es un espacio verde, abierto y amable en el centro de la ciudad, proyectado por algunos de los arquitectos más en boga del momento, y que ha ido ampliándose  y  remodelándose con el paso de  los años. el porqué de un proyecto urbanístico y no otro fue la movilización ciudadana, que impulsó la creación de un gran parque que sirviera de pulmón de la ciudad, una iniciativa que de manera casi milagrosa, se pudo materializar para beneficio de  todos  incluidos los descendientes de quienes se opusieron.



Por supuesto, los poderes de los años 60 y 70 optaron rápidamente por la solución de tintes económicos e industriales: destinar ese terreno a la construcción de una autopista que enlazara el  puerto con la ciudad y con las otras carreteras de acceso. Pero progresivamente se  fueron  levantando voces denunciando el despropósito del proyecto, y urbanistas e intelectuales dieron forma a un movimiento a favor de crear de un espacio verde en el viejo lecho del río: El llit del riu el volem verd. Muchos ciudadanos creyeron en la idea y contribuyeron de diferentes maneras.
Una de  las más efectivas  resulto  ser  la avalancha de  cartas al director del diario Las provincias, que reactivó el debate cuando prácticamente ya estaba decidido que el espacio se destinase a autopista. Uno de los ciudadanos que escribió una carta fue Tomás Puertes, que años más tarde, en 1975, publicó en un llibret de falla un texto describiendo cómo podría ser el río si se transformase en un jardín. su idea fue tan ajustada a lo que después se hizo realmente que su mujer le dijo: “o tú eres un profeta, o te han copiado el cuento”. En definitiva,  los  Jardines del Turia son un testimonio vivo de cómo la movilización de las personas, con diálogo y trabajo, pueden crear nuevas propuestas más allá de “los intereses” es tiempo de recuperar la confianza, este es un ejemplo. ¿os imagináis la ciudad sin el jardín del río?... gracias a los que lo hicieron posible♦