Es evidente que las cosas están cambiando a gran velocidad, pero para poder, leer adecuadamente los movimientos hay que conocer algunas claves, el tema va más allá de cuestiones mentales o intelectuales, aunque es muy valioso conocer algo sobre el inconsciente colectivo de Jung, el centésimo mono, teoria de sistemas, física cuántica  y otras muchas teorías interesantes que dan claves, aunque lo más valioso es escuchar esa sabiduría intuitiva que  habla desde lo más profundo del  ser y nos conecta con la vida.

Es una cuestión de masa crítica y esta es evidente que está superada, aparentemente no cambia nada, las orugas han entrado en los capullos y están transformándose,  esto necesita confianza y mucha observación para facilitar la evolución respetando los ritmos...

lo más valioso es saber detectar aquellas personas y colectivos que están en sintonía con el proceso y apoyar sin reservas, potenciar y crear espacios donde la metamorfosis se pueda dar con las mejores condiciones e interactuar  con confianza.

Hay que dejar que la energía se expanda en Red e impregne colectivos y personas, que llegue a las universidades, a las discotecas, a cada área de la sociedad con los códigos y los ritmos adecuados, que la creatividad crezca sin limites, eso si manteniendo la esencia, no-violencia, valores humanos, responsabilidad, coherencia, empoderamiento, entusiasmo...



Ahora es el turno de personas que están preparadas para dar soporte y consolidar, es un trabajo laborioso y apasionante las sorpresas serán continuas, los ritmos van a ir ajustándose...

Se ha hecho un excelente trabajo durante muchos años, y comienza a dar frutos,  hay que saber canalizar con sabiduría todo este proceso, saber que las expresiones y diversidad son ilimitadas,  con presencia y confianza facilitamos en la medida de nuestra posibilidades esta maravillosa transformación a la que estamos asistiendo como espectadores de excepción.

Todos tenemos nuestro proceso hay que sentirlo y asumirlo, como decíamos en un artículo de este blog en noviembre de 2010,  ya no es tiempo de orugas ciegas, ahora las mariposas comienzan estirar sus alas, el proceso es naturalmente imparable... 


Unos apuntes de interés:

La cantidad mínima de gente necesaria para iniciar un cambio de conciencia es la raíz cuadrada del 1% de la población total.

En 1972, veinticuatro ciudades de los Estados Unidos con poblaciones de más de 10,000 habitantes experimentaron cambios significativos en sus comunidades cuando tan solo un 1% (100 personas) participó en los estudios. Los participantes usaron técnicas específicas de meditación para crear las experiencias interiores de paz que luego se reflejaron en el mundo exterior. A esto se le llama el “efecto Maharishi”, en honor de Maharishi Mahesh Yogi, que afirmó que cuando un 1% de la población practicase los métodos de meditación que él proponía, se produciría una reducción de la violencia y crimen en esa población.

Estos y otros estudios similares llevaron a la realización de un proyecto que se convirtió en un hito histórico, el “Proyecto Internacional de paz en Oriente Medio”, publicado en 1988 en el Journal of Conflict Resolution. A mediados de los ochenta del siglo pasado, durante la guerra entre Israel y Líbano, varios practicantes fueron adiestrados en técnicas específicas de meditación, para que pudiesen crear paz en sus cuerpos (en lugar de que simplemente se limitasen a pensar en la paz o a rezar para que llegara).

En determinados días del mes, a ciertas horas del día, estas personas fueron colocadas en las zonas de Oriente Medio desgarradas por la guerra. Durante el espacio de tiempo en que ellas estuvieron en paz, se redujo el número de ataques terroristas, de crímenes contra las personas, de visitas a urgencias y de accidentes de tráfico. Cuando los practicantes interrumpieron su práctica las estadísticas volvieron a elevarse a los niveles anteriores. Estos estudios confirmaron los resultados: cuando un pequeño porcentaje de la población accede a un estado de paz interior, esa paz se refleja en el mundo exterior.

Los resultados tenían en cuenta los días de la semana, las vacaciones e incluso los ciclos lunares y eran tan consistentes que los investigadores pudieron determinar la cantidad mínima de personas que tenían que experimentar paz interior para que esta paz se reflejara en el entorno: la raíz cuadrada de un 1% de la población. Esto representa sólo la cantidad básica necesaria para que el efecto pueda comenzar –cuanta más gente participe, mas marcado será el resultado.
Aunque no podamos comprender totalmente todas las razones por las cuales se producen estos efectos, las correlaciones y los resultados demuestran que existen. Podemos aplicar estos principios en cualquier grupo humano, trátese de una pequeña comunidad, una congregación religiosa, una gran ciudad o el planeta entero. La fórmula para determinar cuánta gente hace falta para trabajar por la paz y la curación dentro de un grupo humano es la siguiente:

• Calcular el número total de personas.
• Calcular el 1% del número anterior (multiplicar el total por 0,01).
• Calcular la raíz cuadrada del 1% obtenido.

Esta fórmula produce números que son menores de lo que uno podría esperar. Por ejemplo, en una ciudad de un millón de personas, el total es de alrededor de 100. En un mundo de seis mil millones de habitantes, el total es de sólo unas 8000 personas. Este cálculo sólo representa la cantidad mínima para iniciar el proceso. Cuanta más gente participe, más rápido se expande el efecto.

Aunque este y otros estudios similares merecen ser explicados con más detalle, abren la puerta a que quizá existe un efecto que está más allá del azar.


* "International Peace Proyect in Middle East", The Journal of Conflict Resolution, p. 778.


Fuente: http://www.hooponoponochile.cl