Una mujer embarazada de algo más de siete meses mejora de unas molestias. Aprende a escuchar sus ritmos con la guía de su profesor de tai chi, pasa de estar tensa y agitada, a aceptar que esta en una situación especial, la de dar vida, y esos ritmos le dicen que es un placer ese momento,  y que tiene otro ritmo - su ritmo, que no había escuchado nunca. Las contracciones prematuras se calman y cada clase mejora su estado que era de ansiedad constante.

Esto podría ser una valiosa lección del cuerpo y la naturaleza. Al forzar de nuevo “la máquina” para adaptarse al del ritmo laboral, va  a la medicina oficial y la medican para conseguir el efecto anterior, la ausencia de contracciones anticipadas.

 Una persona con problemas importantes de equilibrio lo intenta con el tai chi. Prueba mes tras mes, pero no logra parar sus dudas y nunca se permite relajar y dejarse ayudar o guiar lo suficiente. Pero persevera. Un día va al especialista que le anima a seguir con el tai chi. Ese día se relaja más que nunca y mejora su equilibrio a partir de entonces, sustancialmente. Curioso que le recomienden el tai chi, (y muy de agradecer), sobre todo por que en más de diez años de experiencia nunca vi a un médico en clase (si a enfermeros/as, biologos/as, investigadores/as, …).  Porque ¿cómo relacionar a algo que parece solo trabajo corporal con la Medicina? Entonces la gimnasia ya haría ese efecto…

 Otro, viene con un problema muscular a recibir masaje shiatsu. Lleva meses de tomar medicación alopática ( o sea,la “normal”), sin resultados. Tras el masaje nota una considerable mejoría.....pero como no se cura del todo en esa sesión, vuelve donde no le habian curado nada. No era tan mágico ese masaje, al fin y al cabo...

En los cursos y en las clases animo a la gente a que se desperece y se estire, es la mejor forma de desbloquear tensiones al momento y evitar que se acumulen. Es un gesto espontáneo que merece la pena permitirse. Con las personas ancianas es muy difícil, porque por “educación” dejaron de hacerlo hace sesenta o setenta años y es fácil de entender que el impulso natural perdió sus vías de expresión, pero ahora me lo encuentro en personas de treinta años o menos, que no han tenido aquella educación y tampoco “saben” como si fuera algo que aprender…¿O si?

 ¿Porqué ocurre en gente más joven? Creo que por desconexión, por desconexión respecto de su cuerpo.

 Además de la desconexión y la rigidez habituales hoy en día, se suma que la espontaneidad está mal vista, salvo en terrenos o lugares acotados como en las artes (es subversiva y desestabilizadora de la rigidez que tanto nos cuesta de mantener),.

La razón es que conecta con la naturaleza interna. Claro, si nos relacionamos así con la “naturaleza de fuera”, ¿como vamos a llevarnos con la de “dentro”?  y viceversa.

 Una pregunta típica respecto de las clases de tai chi es si “es con música”. La respuesta es que la música impone un ritmo y un estado emocional, mientras que el tai chi tal cual, permite que encontremos nuestros ritmos y pautas internas, nuestra naturaleza, en suma. (Siempre que entendemos el tai chi como conexión y una búsqueda de uno mismo).

 Eso que se viene llamando comodidad tiene mucho de desconexión, desconexión al frío, al calor, al sudor, a las relaciones personales, al ejercicio, al esfuerzo, a pensar, a buscarse un piso de alquiler…Claro que es comodidad, ¡es más “cómodo” estar muerto que vivo…¡. Personalmente estar sin retos y sin vitalidad no me resulta cómodo, en absoluto.

 En la experiencia del día a día, es muy común  que una persona aquejada de graves problemas de salud, abandone un tratamiento o una práctica que le están beneficiando por comodidad.

Creo que es interesante plantearse si es solo comodidad, un reflejo del hedonismo social, o si es una falta de energía vital, de buena energía vital, esperable en una persona enferma, pero demasiado común en una buena parte de la población, mermada por el tipo de vida, de valores, y a la carencia de vitalidad de la nutrición actual.

Cuando hay vitalidad, no molesta tanto el frío ni el calor, ni las incomodidades. Por eso cuando enfermamos nos molesta todo, no hay vitalidad...

Es como lo que ocurre al descalzarse, es incómodo pisar descalzo porque los pies están ablandados, la naturaleza los hizo para caminar sobre cualquier superficie. Cuando los pies tienen vitalidad, aunque se pise un vidrio, se clava muy poco o nada. La naturaleza del pie es esa aunque hoy nos harían falta años de preparación para recuperarlos en toda su capacidad.

            Una persona débil necesita aire acondicionado que le refresque o le enfríe todo el año, porque su vitalidad está al mínimo, pero también que le de la sensación de vitalidad y protección que su ser ha perdido, que su mente ha olvidado. Somos una sociedad de pseudo aristrocratas, cuando la gran mayoría somos descendientes de personas recias y curtidas. Esa potencia y adaptabilidad está en nuestra genética,  y la podemos usar, en parte está a nuestro alcance y basar la comodidad en la vitalidad, en la fortaleza y el placer de estar sanos y conectados.

 Se habla a menudo de unir cuerpo y mente y suena tan bien, pero ¿Cómo vamos a unir algo que ya está unido? ¿Piensas igual cuando estas encogido y hecho una bola que cuando estás tumbado y extendido?. Más que unir hay que armonizar y eso comienza por conocer el cuerpo, sus límites, sus posibilidades y sus placeres, su energía....Cuando practicas tai chi descubres un universo y ese universo está en ti.

 Hay formas de pensar que llevan a la separación y a la disgregación de cuerpo y mente, hay muchos ejemplos ahí arriba. Las uniones llevan a uno mismo, a enriquecerse como persona. Pero sobre todo a recuperar el poder al que hemos renegado.

 Si no se conoce y se confía en el cuerpo, en la intuición, en los instintos, siempre dependeremos de alguien: Nuestra posesión más próxima y real, el cuerpo nunca será nuestro, dejado a merced de otros.

Hemos delegado o entregado el poder de nuestra espiritualidad en la religión, el de nuestro cuerpo a la medicina, el de nuestras emociones al efecto que nos producen los demás, nuestra economía a los bancos, nuestra responsabilidad a los políticos… Y nuestra comodidad al desánimo, la vitalidad a los estimulantes…

Cada instante podemos recuperar nuestra libertad perdida… y no está nada mal empezar por conectar con el cuerpo y a partir de ahí con quienes somos. Así  que  no olvidarse de ser conscientes….¡ Y  desperezarse!

Salud

...Juntos somos más   Diego Pérez