En la página 46 de una encíclica que urge una y otra vez a los políticos a liberarse del yugo de los poderes económicos y gobernar a favor de la gente y de la tierra, el papa Francisco se hace una pregunta que parece una llamada a la revolución: “¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario?”. La primera encíclica escrita íntegramente por Jorge Mario Bergoglio logró ayer una expectación inusitada durante su presentación en el Vaticano, en la que intervinieron un científico laico y un representante del patriarca ortodoxo de Constantinopla.