Es para nosotros un paso adelante en el proceso de crear conexiones con diferentes lugares y personas, en este caso felicitamos a la gente de Granollers coordinados por Amadeu Barbany por organizar esta jornada que va a inspirar a muchas personas...
Invitamos a todas las personas que sientan que otro mundo ya esta siendo posible, que quieren participar activamente y conocer a personas que lo están haciendo...
Estamos convencidos de este es el inicio de nuevas sinergias y posibilidades...Gracias
Ese singular edificio blanco, que se ve desde la carretera de Barcelona, vanguardista y lineal, y sin embargo, con vegetación abundante que desborda de sus terrazas, es el Espai Verd, un edificio de viviendas que se construyó en los años 80 en régimen de cooperativa gracias a la visión de un arquitecto humanista, intelectual y espiritual llamado Antonio Cortés Ferrando. La idea de conjugar en un espacio utópico las ventajas de un chalet y un piso y potenciar la presencia de la naturaleza en la ciudad ya surgió en su etapa de estudiante, en el año 1970. Con el punto de partida del emblemático proyecto del Hábitat Montreal (construído en el año 1967 en Canadá por el arquitecto Moshe Safdie), comenzó a surgir entre el mundo de la arquitectura un interés por conjugar la naturaleza en los edificios de viviendas, con amplias terrazas ajardinadas. En ese momento, convivían dos tendencias: la primera consistía en construir viviendas unifamiliares alejadas de la ciudad, y la segunda en crear un hábitat dentro de la propia ciudad, mucho más utópica. En 1980, la idea de Antonio Cortés comienza a tomar forma, reuniéndose con otros amigos para esbozar las líneas generales y comenzando a buscar terrenos idóneos para hacerlo realidad. En 1991 se entregó la primera fase del Espai Verd, un concepto de edificio de viviendas que sin pretenderlo se convirtió en el paradigma de la vivienda del futuro, donde conviven la vertiente arquitectónica, la tecnológica y la espiritual.