Otro éxito de asistencia en la segunda convocatoria del grupo de Agroecología. A pesar de la gélida mañana, más de 20 personas  y, dispuestos a compartir un día de trabajo y complicidad partimos hacia Monserrat, donde visitamos una viña abandonada.

Allí, gracias al buen hacer del compañero Hugo, aprendimos los rudimentos de la poda de la vid y el almendro, así como nociones básicas de injerto.

Como uno de los pilares básicos del grupo es la creación de una conciencia de permacultura, muchos aprovechamos la madera de las cepas muertas, para así alimentar nuestras chimeneas.

Desde la organización propusimos la creación de un grupo de trabajo de gente interesada en la recuperación de esa viña, contando con nuestro apoyo y asesoramiento. Creemos que puede ser un bonito proyecto sobre cultivos de secano en unos tiempos en los que el encarecimiento de los combustibles fósiles puede llevar al abandono de muchos terrenos de regadío por resultar insostenibles.

La mañana finalizó con la visita a la parcela de nuestra compañera Raquel, en la que pudimos observar el tradicional cultivo del algarrobo y donde Hugo nos dió consejos sobre la plantación y cultivo de árboles frutales.

La siguiente parada fue en el terreno de Toni y Pilar, muy cerca del paraje natural del "Clot de les tortugues" de Picassent. Allí nos agasajaron con un delicioso menú preparado con mucho cariño por Pilar, aderezado con la arrolladora simpatía de Toni.

Pudimos constatar que la Red es un espacio en el que tienen cabida gentes de sensibilidades muy distintas pero que juntas alcanzan un grado de compenetración y complicidad que no se puede ver en muchas partes.

Tras la sobremesa, Toni guió por el terreno, mostrándonos todos los detalles de su proyecto. Un proyecto de agroturismo en el que la permacultura está muy presente en todo su planteamiento, percibiéndose, además un profundo amor y respeto por el paraje en el que está enclavado. La conjunción de zonas de acampada junto a huerta y el concepto de bosque de alimentos, es algo novedoso en nuestra zona, por lo que puede atraer a visitantes deseosos de experiencias más auténticas.

Poco a poco, los últimos rayos de sol y las gélidas temperaturas, nos fueron marcando el final de la visita, y con ella llegó la inevitable despedida, repleta de cariño y abrazos, y en la que no faltó ese brillo especial en los ojos que se viene repitiendo siempre que se junta la gente de la Red, la marca reconocible del amor y la confianza, de haber pasado unas horas irrepetibles juntos en la mejor compañía posible.

German Pallardó...Juntos somos más.